El método más fácil para no perderme, aunque yo sabía desde el primer día donde estaba el 5º escuadrón sin que nadie me lo hubiera dicho. Antes de llegar me quedé quieta encima de un tejado, había mucho revuelo hasta que vi lo que pasaba y a un capitán.
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-Venga un entrenamiento es un entrenamiento, ¿alguien contra Aizen ó contra mí? –dijo el Capitán.
-Capitán, agradecería que me dejara al margen –dijo Aizen.
-Menuda mierda… Llegáis todos a ser una molestia –dijo el Capitán con desagrado y fue entonces cuando decidí dejarme caer.
-Con su permiso –dije yo detrás de ellos dos.
-¿Y bien? –dijo el Capitán en tono molesto.
-El Capitán Kyoraku Shunsui me ha pedido que le entregue esta carta –dije yo dándosela.
-De acuerdo. Pero no hubiera hecho falta esconderse por esto ¿no? –dijo el Capitán.
-Tal vez lo hizo para no molestarle, Capitán Shinji –dijo Aizen.
-Ha sido esa la razón. Además ¿no esta buscando adversario? Si no le importa, yo lo sería –dije yo.
-¿Oíste eso Aizen? Vaya… suena interesante. Por lo menos podré retarme contra un teniente, ya que ninguno se atreve. Cuando quieras… -dijo Shinji.
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Fue entonces cuando hice un salto rápido y veloz a la vez que ambos desenfundábamos nuestras armas. Era yo la que durante todo el rato atacaba y el defendía pero en aquellos momentos me di cuenta que el combate no terminaría hasta que no consiguiera ver un ataque suyo, realicé otra técnica y resultó como había pensado, viendo así su primer ataque, después cada uno cruzó su trayectoria de forma que los golpes coincidieran siendo rápidos y precisos logrando cortarme parte de la manga izquierda mía y yo de la suya derecha. Seguimos una y otra vez peleando hasta que conseguí ponerme detrás de él.
-Estas acabada –dijo Shinji de espaldas a mí con su katana al lado izquierda de mi cuello.
-Yo no estaría tan seguro –dije yo detrás de Shinji haciendo que notase el filo de mi katana a unos centímetros próximos de la columna vertebral en donde si se realizaba una herida profunda lo atravesaría y le dañaría gravemente.
-¿Entonces quien ganó? –dijo Shinji girándose.
-Es un caso evidente de empate –dije yo mientras guardaba la katana.
-¡¿Empate!? Eso es peor que… -dijo Shinji pero le interrumpí.
-Debo irme. Con su permiso –dije yo saltando los tejados a la vez que me encaminaba para regresar al escuadrón.
No muy lejos de allí…
-Souske ¿cuál era su nombre? –dijo Shinji.
-No lo sé –dijo Aizen tajantemente.
-¿Y el escuadrón? –preguntó Shinji.
-Deberá ser del 8º -dijo Aizen en tono frío.
-Sabe defenderse, no hay duda de ello. Aplicaos el cuento los demás quería una práctica de ese tipo –dijo Shinji.
-Logró alcanzarle, Capitán –dijo Aizen mirando el corte que tenía.
-Lo sé –dijo Shinji mirando de reojo la manga.
Cuando llegué al escuadrón fui directamente a ver a Shunsui, abrí tres puertas corredizas hasta llegar a su habitación.
-¡Capitán! –dije yo nada más abrir la puerta. Y le vi tirado en el suelo boca arriba durmiendo, me entró el mal carácter que me calificaba tirando un par de libros pesados que teníamos contra el suelo.
Dio un buen resultado ya que se despertó de sopetón.
-¡Es suficiente, Capitán le están esperando! –grité yo.
-¡Lisa! Ah…eh… es verdad… no lo recordaba… -dijo el tocándose la cabeza.
-Dese prisa. Y también haga memoria de que mañana tiene una reunión –dije yo abriendo la puerta.
-¿No me acompañas? –preguntó el.
-No. Además cuando esta ebrio es problemático –dije yo cerrando la puerta.
-Se mosqueó… -dijo Shunsui incorporándose y poniéndose el sombrero bien.
Yo me alejé un poco del escuadrón y me senté en un tejado hasta que la noche se aproximó.
Y mientras tanto, en un lugar diferente…
-Tardaste un poco, Shunsui –dijo un hombre con pelo largo y blanco en un bar.
-Lo siento, se me hizo tarde Ukitake –dijo Shunsui sentándose.
-¿No trajiste a tu acompañante, Shunsui? –dijo Ukitake sonriente.
-Se terminó enfadando conmigo –dijo Shunsui bebiendo sake.
-No importa, podemos vernos otro día. ¿Y bien crees que tienes su confianza? –dijo Ukitake.
-Hay veces que… es extraño averiguar lo que piensa y apenas me habla, pero no es mala teniente… -dijo Shunsui.
-Tenías dudas al darle el cargo ¿y ahora sigues con dudas? –dijo Ukitake.
-No tengo dudas pero a la vez… es una chica que acata las órdenes que la des pero… -dijo Shunsui y continuó Ukitake.
-No os tenéis… ¿confianza? aunque admites que no es muy habladora… -dijo Ukitake.
-Aquella vez… fue diferente –dijo Shunsui.
Cerca del 8º escuadrón…
-¿Qué querías? –pregunté yo desde el tejado.
-Yo… venía a ver al Capitán Shunsui –dijo una niña pequeña con gafas.
-No esta, hoy… tenía cosas que hacer –dije yo.
-Esta bien, aunque quería que me explicase una cosa… -dijo la niña.
-Puedo intentarlo yo si quieres –dije yo bajando del tejado y poniéndome a su altura.
-De acuerdo. –dijo la niña avergonzándose.
Fuimos a la biblioteca y estuvimos las dos leyendo los datos e intentando resolver las dudas hasta que estuvimos a punto de dormirnos, la llevé a su habitación y seguidamente me fui a la mía.
Me desperté corriendo al ver que era demasiado tarde y de día, ni siquiera me dio tiempo a entrenar, desperté a Shunsui y nos encaminamos los dos a la reunión de los capitanes. De repente Shunsui saludó a alguien y se nos aproximo.
-Vaya, vinisteis pronto –dijo Ukitake.
-Porque le desperté a tiempo –dije yo.
-¡Oye! No se lo digas a todos los capitanes ¿quieres? eso es confidencial –dijo Shunsui mirándome a la vez que yo torcía la cara y Ukitake se rió.
-Ya era hora de ver a alguien por aquí… -dijo una mujer de pelo morado acompañada de un hombre más mayor que ella. Y enfrente nuestra aparecieron más capitanes y tenientes hasta que por la izquierda vinieron dos más.
-¿Una nueva convocatoria? Parece que últimamente es lo único por aquí… -dijo Shinji.
-¡Capitán! –dijo Aizen detrás suya.
Les miré a los dos con disimulo, pero aquello era obvio de que sabían quien era. Shinji me miró durante unos segundos y se dirigió a Shunsui, le habló susurrando algo que hasta me costó escuchar lo que le dijo.
-Un día de estos tengo que hablar contigo… -dijo Shinji.
-Con un poco de sake podemos hablar de lo que quieras –dijo Shunsui también con el mismo tono de voz.
-Como quieras… -dijo Shinji y se me quedó mirando.
-¿Ós lleváis bien? ¿Ó tengo que intervenir para que dejes a mi hermosa Lisa? –dijo Shunsui.
-¡Capitán! –dije yo un poco avergonzada.
-Tranquilo, es toda tuya. Lo que pasa es que me sonaba su cara y ahora se de que –dijo Shinji dirigiéndose hacia donde habían sido convocados. Cuando se dio la vuelta vi la capa blanca del 5º escuadrón y fue como si… los recuerdos se agolparan en mi mente, tuve que cerrar los ojos durante una fracción de segundo. Shunsui se quedó mirándome y después todos los capitanes entraron. Aizen y yo nos quedamos fuera esperándoles uno apoyado contra una pared y otro contra otra, demasiado silencio hubo allí hasta que apareció una chica rubia con dos coletas corriendo y se paró frente a los guardias que habían en la puerta.
-¡Os digo que me dejéis entrar, ¿o estáis sordos?! –dijo la chica.
-Lo siento, los tenientes no pueden entrar –dijo el guardia.
-¿Crees que no lo sé? Pero no hay capitán en mi escuadrón, por lo que tengo que ir yo a las reuniones –dijo la chica.
-Lo siento, pero no puede –dijo el guardia.
-¡Maldita sea, joder…! –dijo la chica volviendo por el mismo camino de antes.
-Si fuera tu, esperaría a que salieran todos y les preguntaría… - dije yo de repente.
-Lo sé, solamente me retrasé cinco segundos… ¿eres nueva verdad? no me suenas –dijo la chica.
-Si, me puedes considerar eso fácilmente –dije yo a la vez que miraba donde estaba Aizen pero no le vi.
-A esperar… -dijo ella mientras se sentaba al lado mío.
-¿Y cómo es que eres capitana si eres…? –pregunté yo.
-Mi capitán desapareció… -dijo ella cambiando la mirada hasta que se abrió repentinamente la puerta y todos los capitanes salieron dejando a Shunsui y Shinji los últimos.
-Vamos Lisa –dijo Shunsui.
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-¡Eh, Shinji espera! No me dejaron entrar… -dijo ella.
-Lógico con esa cara Hiyori… -dijo Shinji con sarcasmo.
-¿Quieres que hablemos de caras? Porque la tuya parece de todo… -dijo Hiyori.
-¡¿Qu…Que has dicho?! –dijo Shinji.
- L-O Q-U-E O-Y-E-S –dijo Hiyori acercando su cara.
Fin Musica 6
Dejándoles atrás, Shunsui y yo nos fuimos al escuadrón y una vez allí, le pregunté sobre la reunión.
-¿Y bien de que tratasteis? –pregunté yo.
-Que están apareciendo hollows cada vez más y mayores –dijo Shunsui.
-¿Debido a que? –pregunté yo.
-Nadie lo sabe pero estate preparada –dijo Shunsui.
-Entendido –dije yo.
-Por cierto no me dijiste que te llevabas tan bien con Shinji –dijo Shunsui mirándome.
-Y no me llevo bien, solamente entrenamos y cuando volví te encontré tirado en el suelo durmiendo –dije yo.
-Bueno, esta bien tener más contactos a parte de mi Lisa, pero que sepas que el es muy persistente –dijo Shunsui bajándose el sombrero preparándose para dormir.
-¿Qué quieres decir con eso? –pregunté yo pero no me respondió. Al final de aquel día Shunsui recibió la visita de la niña pequeña a la cual la deje que le viera y me fui a descansar.
Al amanecer de un nuevo día me preparé y al conocer la fecha que era un sentimiento de nostalgia me recorrió por todo el cuerpo como era de esperar, un año más se sumaba al tiempo de la muerte de mi hermano y yo seguía sin saber ó sin investigar nada sobre lo sucedido. Aún así, fui al escuadrón a entrenar y cada golpe de mi katana sobre el poste, mostraba su cara, su sonrisa, su capa blanca, su muerte…
De repente sentí algo y me desconcentró de aquello aunque lo agradecí.
-Un momento justo ¿no crees? –dijo Shinji desde el tejado.
-¿Qué quieres? –pregunté yo.
-Solucionar el empate del otro día, además Shunsui me dijo que esta hora sería la mejor –dijo Shinji.
“Shunsui, así que el lo tenía planeado…” pensé yo.
-Empieza cuando quieras –dije yo pero en ese instante Shinji desapareció del tejado.
Ahora era el quien no dejaba de lanzar ataques devastadores contra mi nisiquiera sabia ni cómo los esquivaba ni tampoco como seguía de pie y fue entonces el comienzo de mis ataques los cuales no le hacían ni el más mínimo rasguño eran débiles, hasta que una sensación dentro de mi despertó, un estado extraño de… furia. Los dos nos lo tomamos quizá demasiado en serio, shunpos rápidos, ataques fuertes… e incluso llegamos a trasladarnos a un bosque para seguir más alejados de los demás y para causar menos desperfectos pero aún asi ante todo se notaba la gran diferencia de fuerza entre la mía y la suya. Y finalmente cuando logré saltar encima de los árboles se movió tan rápidamente que no noté su presencia detrás de mí, haciendo que colisionase contra el suelo.
-Justo en el mismo momento… No esta mal, pero esta vez hay vencedor –dijo Shinji encima de mi sujetando su arma clavada en el suelo al lado de mi rostro.
-Lo sé… -dije yo con una mirada nostálgica.
-Oye, no te quedaste atrás, con tu katana en esa posición podrías haberme cortado el brazo y… -dijo Shinji mirándome, como si tratase de animarme pero yo le interrumpí.
-Perdí, por lo que ahora… puedes matarme –dije yo fríamente.
-¿Matarte? ¿De que hablas? ¿Crees que te mataría? –dijo Shinji mirándome aún.
-Quien sabe… -dije yo.
-Solamente era práctica. Además, no suelo matar a nadie sin motivos. Creo que antes que nada, deberías resolver aquello que tanto te preocupa –dijo Shinji.
Aquello sin lugar a dudas me dejó sorprendida ¿incluso el se dio cuenta de que me ocurría algo? Era algo que no podía ocultar, me apenaba profundamente pero igualmente no se lo contaría, ni siquiera era capaz de decírselo a Shunsui el no cambiaría las cosas. Cuando se levantó me fui rápidamente a pesar de que el quería oírlo directamente de mi pero no podía, por lo que aún en la lejanía sentí como su figura me miraba.
Una vez fuera de la Sociedad de Almas, cerca del primer Rukongai había un templo en el cual me adentré, primero reze levemente y sin tardar, fui a ver su tumba. Estuve un buen rato callada y mirando, entonces me quité la cinta del pelo y se la até en la tumba, era como un pequeño signo ó regalo cada vez que le visitaba ó simplemente se podría llamar costumbre.
Cuando me fui de allí una brisa fría se levantó detrás de mí, me giré esperando como si él estuviera allí pero no había nadie “¿acaso los muertos podrían volver a la vida? Idiota…” pensé yo. Después me encaminé al lugar donde todo quedó arrasado y quemado. Seguía igual que siempre, nada había cambiado, pero fue entonces cuando me tropecé con algo, me agache para ver lo que era y lo cogí. Parecía la única cosa que se había salvado de aquello. Era un letrero que en el que ponía con letras grandes “La Garra del Tigre que protege y el Ojo Avizor del Búho que vigila”. Me quedé pensando un rato en donde lo había visto antes, me sonaban mucho aquellas palabras. Hasta que mi memoria recordó y aquel letrero estaba en nuestro dojo, aquellas cenizas… era lo único que quedaba de él, recordé en ese instante el pasado en el que nuestro abuelo entrenaba con el y le exigía un mayor nivel…
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-¡Más arriba y más fuerte! ¡Golpea con fuerza! –dijo mi abuelo observándole.
-Lo sé pero… no puedo… -dijo mi hermano.
-Deja de pensar que no puedes y sigue –dijo mi abuelo golpeándole con una varilla en las manos. El no se quejaba del dolor pero lo aguantaba. Mientras que yo era pequeña y cada día iba a verle a entrenar pero a pesar de todo, cuando salía era el mismo de siempre…
-Lisa, ven no corras se que me estabas viendo –dijo el sentándose.
-¡Lo siento! –dije yo cerrando los ojos cuando estuve a su lado de pie.
-¿Lo ves? Te queda mejor suelto que con esas horribles trenzas –dijo el poniéndome la cinta de otra manera y sonriendo.
-A mi me gustaba más como estaba… ¿oni-chan estas bien? –dije yo mirando sus manos.
-Estoy bien, he pasado por cosas peores. Pero se han de hacer sacrificios por lo que luchas. Ya lo entenderás algún día… -dijo el con un tono de voz serio.
-Oni-sama… -dije yo mirándole.
-Pero cuando este en la Sociedad de Almas y consiga ser Capitán será mejor para los dos y cuando crezcas, podrías venirte conmigo y ser mi teniente ¿Qué dices? –dijo el.
-¿En serio? Y así estaré contigo, Oni-san –dije yo abrazándole por detrás.
-Así no nos preocuparemos y nos comunicaremos. No pienso dejar al abuelo que te use como moneda de intercambio solo por nuestro status… No te preocupes, no te dejaré sola –dijo él sentado mientras me cogía de la mano.
Fue entonces cuando algunas noches me enseñaba movimientos y técnicas que el usaba, logrando que le apreciase aún más sabiendo que debía todos los días levantarse temprano, quería deshacerse de las leyes de nuestro abuelo el cual me obligaba a no seguir el mismo camino que mi hermano, ya que no estaba destinada a aquello, pero solamente imaginarme como teniente al lado de Oni-sama, fue la motivación única y suficiente que estuvo presente en mi cabeza. Pero sus entrenamientos finalizaron cuando terminó el aprendizaje y con la ayuda de mi abuelo fue examinado. Poco tiempo después fue nombrado como Capitán del 5º Escuadrón. A veces Oni-sama venía a verme y fingía como me sentía para no preocuparle pero cuando se marchaba, sentía perfectamente que yo no era la única que se entristecía…
No podía hacer nada, solo… era una carga inservible para el…
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“Si hubiera conocido lo que le iría a pasar… le hubiera detenido de una muerte segura…” pensé yo mientras volvía a la realidad adentrándome en un bosque hasta que encontré un pequeño sitio lleno de flores blancas y deje caerme a la vez que estas me rodeaban.